Foto: Randy Rodríguez Pagés

Periodistas dicen NO a la violencia

Con información de SEMlac / 
08.11.2012

Unas 20 mujeres comunicadoras asistieron en La Habana a un taller para socializar buenas prácticas en el tratamiento de la violencia de género desde los medios de comunicación en Cuba.

Cuba: Periodistas dicen NO a la violencia

La Habana.-Un taller para socializar buenas prácticas en el tratamiento de la violencia de género desde los medios de comunicación en Cuba cerró, el ocho de noviembre, con la presentación de un grupo de proyectos comunicativos y el llamado a las periodistas participantes de sumar a colegas hombres a los esfuerzos por la No violencia.

“En línea con la Campaña ÚNETE de las Naciones Unidas y del mensaje cubano de ‘Yo digo no’, tratemos cada una de nosotras de sumar a al menos un periodista o realizador de nuestros medios”, fue la propuesta.

Alrededor de 20 mujeres periodistas y una realizadora de audiovisuales, procedentes de la prensa escrita, radial y televisiva de varias provincias del país, asistieron a las sesiones del taller convocado por la Cátedra de Género y Comunicación “Mirta Aguirre” del Instituto Internacional de Periodismo “José Martí” y la Federación de Mujeres Cubanas, en colaboración con el Sistema de las Naciones Unidas en Cuba.

Durante la última jornada, las integrantes del taller se unieron a otras 50 periodistas y comunicadoras que asistían a un curso sobre género, salud y comunicación, para conocer sobre la Campaña ÚNETE del Secretario General de las Naciones Unidas para poner fin a la violencia hacia las mujeres y las niñas.

Barreras en los medios

Un servicio de la agencia internacional de noticias SEMlac, en alianza con la Campaña ÚNETE, afirma que pese a los esfuerzos de personas de la academia, instituciones y grupos de la sociedad civil en Cuba por hacer visible la violencia por motivo de género, el tema no ha logrado sistematicidad y rigor en los medios de comunicación masiva.

Barreras subjetivas y estructurales marcan la lentitud con que se incorporan estos asuntos a las agendas informativas de la prensa cubana, añade la información de la periodista cubana Helen Hormilla.

Desde que en 1990 se creara la primera Casa de Atención a la Mujer y la Familia de la FMC en la ciudad de Santa Clara, a 260 kilómetros al este de La Habana, han crecido las iniciativas para prevenir este dilema social.

Al punto de que, desde hace seis años, se realiza una jornada nacional por la no violencia contra las mujeres entre noviembre y diciembre, en la cual participan instituciones gubernamentales, activistas, organismos de cooperación internacional y organizaciones no gubernamentales con actividades que cubren el ámbito público, comunitario y académico.

Evidencia de la intención por trabajar el tema es que en 2011 llegaron a manejarse tres campañas de comunicación para sensibilizar sobre violencia de género, propuestas por el Grupo de Reflexión y Solidaridad Oscar Arnulfo Romero, la Red Iberoamericana de Masculinidades y diferentes instituciones cubanas en el marco de la Campaña ÚNETE.

No obstante, cuesta que estas acciones encuentren presencia sostenida en los medios nacionales y, cuando aparecen, no siempre alcanzan profundidad y seriedad analítica. “La primera barrera que hay que romper es la invisibilidad. En las propias rutinas productivas de los y las periodistas tenemos otras prioridades y la violencia contra las mujeres ni siquiera es reconocida como de alta complejidad para Cuba”, argumenta Dalia Reyes Perera, reportera de CMBF, cadena provincial de Villa Clara, provincia al centro de la isla.

Especialistas coinciden en que se vive un momento favorable para divulgar las causas, consecuencias y tipicidades de la violencia de género, teniendo en cuenta que estuvo entre los planteamientos de la Conferencia Nacional del Partido Comunista de Cuba y tal problemática ha sido varias veces mencionada entre las prioridades gubernamentales.

El desafío de la violencia invisible

“Es imprescindible transformar la mirada tradicional de la información si tenemos en cuenta que los medios pueden llegar a influir más que la educación institucionalizada, y funcionan lo mismo para potenciar el cambio que para mantener prejuicios sexistas”, reveló en su conferencia Isabel Moya Richard, presidenta de la Cátedra de Género y Comunicación Mirta Aguirre del IIPJM, que convocó al evento.

Según Moya, el poder machista y hegemónico sigue teniendo preponderancia en la prensa, la publicidad y las industrias culturales, una situación que se agrava en medio de una realidad global donde los medios adquieren un carácter transnacional. La tendencia mediática se resiste a evolucionar en cuanto a los modelos de feminidad y masculinidad y continúa privilegiando imágenes de mujeres como objeto de deseo masculino.

Tanto en los videos clips, los mensajes de bien público o en la escasa publicidad que se distribuye en la Isla, Moya advierte los mismos signos de los grandes consorcios del entretenimiento: la mujer aparece cosificada, reproduciendo roles tradicionales o desde imágenes fragmentadas que reducen su humanidad al sexo. Por otra parte, las representaciones mediáticas niegan la diversidad cuando proponen un modelo de belleza único, que privilegia a mujeres blancas, delgadas y jóvenes.

Para tratar el tema es necesario partir del conocimiento, defendió Moya, pues la violencia contra las mujeres no debe justificarse con argumentos como pasión, celos, amor, alcohol o pobreza. Por otra parte, hay que cuidarse de revictimizar a las testimoniantes exponiendo su identidad en condiciones de riesgo o presentándolas como personas sin salida.

“Muchas veces repetimos estrategias que afianzan los mitos de la violencia de género”, señaló la estudiosa. Si representamos a una mujer como animal en celo, con una sexualidad a la espera, no solo agredimos de manera simbólica, sino que perpetúa el imaginario que sostiene otro tipo de daños”, continuó.

Moya desmintió la creencia de que los medios reflejan la realidad tal cual, pues esto pasa por un tamiz subjetivo, de manera que se deben cuestionar los hechos y proponer alternativas a los conflictos sociales. “Estamos en el momento más complejo: el desafío cultural de cambiar los símbolos y mirar más allá de las cifras, hacia la realidad que se esconde tras lo visible, para problematizarla en nuestros medios”, apuntó.

Más información en: http://www.redsemlac-cuba.net